La golondrina es un símbolo de nuestros pueblos y campos, un ave migratoria vinculada a entornos humanizados y que con su vuelta cada primavera transmite emoción, belleza y atracción por la vida silvestre. Su declive es un síntoma del deterioro de nuestros paisajes y, también de la merma en nuestra calidad de vida.

Las golondrinas están en regresión por un cúmulo de factores, como el despoblamiento rural, que ha hecho que sus lugares de cría preferidos sean abandonados o destruidos, y por el uso intensivo de insecticidas y otros químicos en el campo, que merma su potencial reproductor y elimina su principal fuente de alimentación, los insectos. Además, la persecución directa por el hombre y la falta de lugares adecuados para nidificar en los edificios modernos contribuyen a su deterioro.

¿Sabias que la golondrina es una especie protegida por las leyes europeas (Directiva de Aves y Convenio de Berna), españolas (Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial) y autonómicas? También están protegidos sus nidos, pollos o huevos y nadie puede retirarlos una vez instalados, salvo que se cuente con un permiso especial.